sábado, 5 de junio de 2010

Palabra de Aliento, Salmo 75

75:1 Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos,
Pues cercano está tu nombre;
Los hombres cuentan tus maravillas.
75:2 Al tiempo que señalaré
Yo juzgaré rectamente.
75:3 Se arruinaban la tierra y sus moradores;
Yo sostengo sus columnas. Selah
75:4 Dije a los insensatos: No os infatuéis;
Y a los impíos: No os enorgullezcáis;
75:5 No hagáis alarde de vuestro poder;
No habléis con cerviz erguida.
75:6 Porque ni de oriente ni de occidente,
Ni del desierto viene el enaltecimiento.
75:7 Mas Dios es el juez;
A éste humilla, y a aquél enaltece.
75:8 Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado,
Lleno de mistura; y él derrama del mismo;
Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.
75:9 Pero yo siempre anunciaré
Y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
75:10 Quebrantaré todo el poderío de los pecadores,
Pero el poder del justo será exaltado.

LA HIJA DE UN IMÁN

Desde el propio comienzo del cristianismo, los fieles seguidores de Jesucristo fueron perseguidos y sus escrituras destruidas. Sin embargo siempre hubo valerosos creyentes que las copiaban a mano, o en tiempos más recientes las imprimían secretamente, y las contrabandeaban a los lugares restringidos. Todavía hoy en día se contrabandea la Biblia a países comunistas, como Corea del Norte, y países islámicos, hinduistas o budistas.

Algunas personas cuestionan este procedimiento de cristianos que quebrantan las leyes para llevar a cabo estas tareas clandestinamente. La Voz de los Mártires es uno de muchos ministerios cristianos que quiebran la ley humana al contrabandear Biblias. Sabemos que este libro contiene palabras de vida eterna y hemos visto su impacto en un sin fin de ocasiones.

Para dar un ejemplo queremos presentar el testimonio de una mujer que antes era musulmana, que vive en un país estrictamente islámico y que conoció a Cristo gracias a que alguien quebrantó la ley para darle la Palabra de Dios:

“Mi padre era Imán (es decir un líder o maestro musulmán). Me dijo que no me sentara con cristianos o comiera con ellos porque quienes dicen que Jesús es el Hijo de Dios son pecadores. En el trabajo, a la hora del almuerzo, yo estaba comiendo vegetales, arroz y papas junto a cinco muchachas musul­manas. Los cristianos comían en diferentes mesas. Hablábamos sobre el Islam. Le dije a una muchacha que mencionó a Jesús, que hacía mal, que el camino correcto era el Islam. Después de un tiempo, esa muchacha dejó de trabajar en la fábrica. Había una mezquita en la fábrica. A los musulmanes se les permitía una media hora para orar ahí, pero a los cristianos no se les dejaba tomarse un tiempo para orar.

“Un día, un nuevo empleado se sentó cerca de nosotros a comer. Lo habían desig­nado a mi grupo de trabajo. Le pregunté a mi jefe, como siempre lo hacía, si el nuevo empleado era cristiano o musulmán. Cuando supe que era cristiano, le doblé su cuota de trabajo acarreando cajones. Lo odiaba. Su cara estaba muy triste, y trató de renunciar a nuestro grupo pero no se le permitió. Al principio quería darle una golpiza, pero luego de una sema­na, decidí convertirlo al Islam y comencé a hacerle preguntas sobre Jesús. Él me contestó tan amablemente, comparando la Biblia con el Corán, que después de seis semanas le pedí que, por favor, llevara su Biblia para que yo pudiera leerla.

“El trajo una pequeña Biblia blanca, la cual escondí en mi casillero de trabajo. Una semana más tarde, la llevé a mi casa y la escondí bajo la ropa de mi armario. Cuando mi padre salía en la noche a orar a la mezquita, y mis hermanos iban a visitar a sus amigos, sacaba la Biblia y la escondía detrás de un chal para leerla. Si mi familia entraba de repente, supondrían que leía un libro de historia. Cuando mi amigo de trabajo me dijo que comenzara a leer el Nuevo Testamento, leí donde Jesús dijo "Yo Soy El Camino, La Verdad y La Vida...”. Me detuve y comencé a pensar sobre ese verso por una semana. Después de seis semanas, lentamente había leído los primeros ocho capítulos de Mateo, llegué a la parte del capítulo ocho que trata de los endemoniados gadarenos. En el momento cuando leí los versos 33 y 34, donde la gente le pidió a Jesús que se fuera, me sorprendió mi hermano mayor.

“Este llamó de inmediato a mi padre que entró y me gritó: ¿Qué estas escondiendo? ¡Levántate! Les respondí: - Sólo es un libro... Dijo mi padre - ¿Qué libro?... Luego vio el título: "Santa Biblia" y me lo tiró en la cara. Me gritó: ¡Te has hecho cristiana! Le contesté: Esta es la Palabra de Dios. - Había estado yendo a reuniones cristianas se­cretamente por seis semanas con mi compañero de trabajo. Me sentaba bien atrás, vestida de negro y con un velo, y finalmente le pedí a Jesús que entrara en mi corazón.

“Luego mi hermano rompió la Biblia. Él y mi padre comenzaron a gritar y a gol­pearme. Rompieron un vidrio en el suelo. Mis pies estaban cortados y sangrando. Por una hora, me abofetearon, me patearon y jalaron de mi pelo. Mi cuñada trató de alejarlos de mí, pero no lo logró. Luego me golpearon con un palo, gritando: Deja la Biblia y no hables con los cristianos...

“Después de dos semanas me deja­ron regresar al trabajo ya que yo traía dinero para la familia, pero siguieron persiguiéndome.

“Después de seis meses, me casé con el hombre amable de la fabrica, el mismo que yo antes odiaba. Cuando nació nuestra hija, fui a una oficina de teléfonos públicos para llamar a mi familia y contarles las buenas noticias. Cuando el jefe de la ofi­cina de teléfonos escuchó mi conversación por teléfono, que me había convertido al cristianismo, me llevó a una habitación y sosteniendo una pistola me violó.

“Debido al constante peligro, nos hemos mudado a 12 diferentes lugares. En muchas ocasiones compartimos, mi esposo y yo, a Jesús con otros musulmanes. Ya dirijo un grupo de oración de mujeres.

“Cuando leí en la Biblia que los pájaros y las zorras tenían lugares donde dormir, pero que Jesús no tenía donde recostar la cabeza, me sentí muy feliz por dentro sabiendo que yo soy igual que Jesús. Estamos contentos y seguros que Jesús cuida de nosotros, y así no nos preocupamos de lo que pueda pasar mañana."

Fuente: VM-Costa Rica

Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí“ (Jn. 14:6). Estas palabras le dijo Jesús a Tomás y las dice también a todo ser humano que quiera escucharlas. No hay otro camino, no hay religión alguna que pueda salvar, solo y únicamente la fe en el Hijo de Dios y en Su sacrificio expiatorio puede salvarnos de la eterna perdición. Esto experimentaron los cristianos que presentamos arriba. Esta fe los hace capaces de no negar la misma, a pesar de atroces persecuciones, sino que, al contrario, siguen testificando de Jesucristo.

¡Oremos por ellos y tantos otros cristianos perseguidos que no conocemos personalmente! ¡Sigamos su ejemplo aunque no tengamos persecución (todavía)!
¡Oremos para que la Palabra de Dios se difunda aún más en los lugares donde hay persecución y muchos sean salvos por medio de Jesucristo! ¡Estudiémosla incansablemente mientras (todavía) tengamos la oportunidad! (Dt. 6:5-7).




Sacado del blog
http://kontranom.blogspot.com/2010/06/una-biblia-para-la-hija-de-un-iman.html

Palabra de la media vigilia dia Viernes

26:10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová.
26:11 Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.
26:12 Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras.
26:13 Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre.

Palabra del dia Jueves

13:5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe;
13:6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos.

martes, 1 de junio de 2010

Proverbios 06

6:16 Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:
6:17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,
6:18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
6:19 El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos.
Amonestación contra el adulterio
6:20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de tu madre;
6:21 Atalos siempre en tu corazón,
Enlázalos a tu cuello.
6:22 Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán;
Hablarán contigo cuando despiertes.
6:23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,
Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,
6:24 Para que te guarden de la mala mujer,
De la blandura de la lengua de la mujer extraña.
6:25 No codicies su hermosura en tu corazón,
Ni ella te prenda con sus ojos;
6:26 Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;
Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

domingo, 30 de mayo de 2010

¿Cuánto valen hoy las 30 Monedas de Plata que recibio Judas?

La tradición cristiana conmemoro la resurrección de Jesús y la reencarnación dentro de la fe cristiana, pero históricamente, como nos da a conocer la Biblia, para que todos estos hechos tuvieran lugar, Judas vendió a Jesús por 30 denarios de plata a los miembros del Sanedrín, como máximo órgano de decisión de los judios y desencadenante de la crucifixión del hijo de Dios.

El caso es que esta venta fue una venta material, pese a que Judas no disfrutara materialmente de este dinero por su suicidio posterior, se generó una operación económica suceptible de ser valorada hoy en día. Para poder extrapolar qué cantidad se hubiera pagado hoy por Jesús, debemos conocer un poco sobre la historia romana y la organización financiera del imperio.

La organización económica del imperio romano, comenzó pagando los intercambios comerciales con animales, fundamentalmente bueyes y ovejas. Con la llegada de la República, los romanos comenzaron a acuñar monedas en metales preciosos y a usar la moneda como vehículo de intercambio comercial. Este avance económico fue copiado de la cultura griega y egipcia, que ya habían comenzado varios siglos antes a usar un patrón de referencia como mecanismo de intercambio de bienes y servicios.

El imperio romano, en torno al siglo 0, contaba con las siguientes monedas:

Aureo, moneda de oro con unos 8 gramos de peso que equivalía a 25 denarios.

Denario, moneda de plata que fue la moneda de referencia. Su peso era de 3,90 gramos de plata, hasta la coronación de Nerón, que redujo su peso a 3,40 gramos de plata. El denario tenía su conversión en ases como 1 denario = 10 ases.

Sextercio, moneda de plata fraccionaria del denario. Equivalía a un cuarto de denario de plata.

Hay que tomar esta escala con suma cautela, dado que los distintos gobiernos de Roma, alteraron los pesos de las monedas y la composición de las aleaciones. A efectos comparativos, el salario medio de un obrero en la Roma del siglo 0 oscilaba entre 700 y 2.000 sextercios, o lo que es lo mismo entre 175 y 500 denarios de plata. Aproximadamente, el salario mensual medio en el imperio romano ascendia a 25 – 35 denarios de plata.

Con estas referencias, podemos tomar dos criterios de valoración; bien en comparación de los salarios y el pago de los 30 denarios de plata o bien por la equivalencia en peso de la plata a día de hoy [año 2010]. No vamos a valorar el valor intrínseco del denario de plata como moneda de la antigüedad, dado que ese valor sería un valor de coleccionismo y no tendría una referencia objetiva.

En función del peso en plata, el valor de 30 denarios de plata a día de hoy sería el equivalente a 117 gramos de plata. El precio de la plata en el mercado de metales preciosos oscila entre los 450 euros/kg y los 540 euros/kg, según las tablas de cotizaciones de Londres.

En este sentido, basándonos sólo en el peso del metal, 30 denarios de plata equivalen aproximadamente a 60 euros, tomando como referencia un peso de 117 gramos en plata.

No obstante, si extrapolamos a la equivalencia de salarios; comparando el salario medio del imperio romano con el salario medio de la actualidad, los 30 denarios de plata serían el equivalente a una nómina media de nuestra sociedad. Este valor se podría fijar aproximadamente en unos 1.500 euros el equivalente a los 30 denarios de plata.

Sirva como reflexión histórica, que partiendo de la premisa que la vida de una persona no tiene precio, las vidas humanas eran infravaloradas en la antigua Roma, al igual que en otras muchas civilizaciones.

Amen Amen Noticias